Las intervenciones de prótesis de rodilla son unas de las más habituales dentro de un Servicio de Traumatología y los pacientes manifiestan cada vez expectativas más altas respecto al resultado de la intervención, tanto en lo que respecta a la funcionalidad de la prótesis, como a la desaparición total del dolor tras la cirugía, así como en la rapidez de la recuperación postquirúrgica.
En este contexto, tal y como explica el Dr. Carlos Revenga, traumatólogo del Hospital San Juan Grande, “el éxito de este tipo de intervenciones pasa por una adecuada implantación de la prótesis dentro de la anatomía y de la estructura ósea de la rodilla del paciente. Hay que tener en cuenta que no hay dos rodillas iguales, por lo que un cirujano no sabe a ciencia a cierta cómo va a presentarse cada intervención hasta que no abre la articulación y la ve por dentro. Por ello, todo lo que nos ayude a anticiparnos y a tener pleno conocimiento de la anatomía real del paciente, nos facilita la consecución del éxito”.
Asimismo, las probabilidades de éxito se multiplican si podemos lograr una intervención personalizada y diseñada a medida en función de la estructura de la rodilla de cada paciente.
Según continúa el Dr. Revenga, todos estos beneficios se logran con la tecnología 3D. “Previamente a la intervención, el paciente debe someterse a un TAC, que nos permitirá obtener una imagen tridimensional de su rodilla y cadera. A partir de este estudio, con ayuda de ingeniería de sistemas de navegación, es posible diseñar la cirugía de una forma totalmente personalizada antes de llegar al quirófano, valorando informáticamente todas las posibles variables, con el objetivo de reproducir las diversas opciones y conseguir la elección del mejor abordaje quirúrgico para cada caso. Ello nos permite llegar al quirófano con un plan de trabajo previamente diseñado y utilizar para ello, como soporte, en el momento de la intervención, unas plantillas de corte personalizadas, fabricadas en impresora 3D”.
Los beneficios de los sistemas de navegación 3D van más allá, ya que no se limitan solo a la planificación de la cirugía. “Una vez en el quirófano, - añade el traumatólogo del Hospital San Juan Grande- el proceso quirúrgico se monitoriza en tiempo real por infrarrojos, lo que nos permite tener el control, en cada momento, de si estamos ejecutando correctamente el plan quirúrgico establecido. Esta monitorización también nos permite analizar en tiempo real cómo se van comportando los ligamentos de la rodilla en todo su rango de movimiento, para efectuar las correspondientes liberaciones de los ligamentos en caso de que fuera necesario”.
Con todo ello se consigue una implantación de la prótesis de una forma más exacta y precisa, lo que favorece una menor lesión de los tejidos y por lo tanto un proceso de recuperación más rápido. “En general se logra una menor inflamación, menos dolor post-cirugía, menor sangrado y una mejor y más rápida recuperación”.