Cada 8 de marzo se conmemora la festividad de San Juan de Dios, fundador de la Orden Hospitalaria que lleva su nombre y patrón de diversos gremios profesionales, como la enfermería y los bomberos, entre otros. Esta fecha es una de las más emblemáticas del año para todos los que integran la familia hospitalaria y supone siempre un motivo de celebración y de encuentro entre los Hermanos que actualmente integran la comunidad de San Juan de Dios en Jerez y todos sus colaboradores.
El Hermano Superior de San Juan de Dios en Jerez, Rafael Cenizo Ramírez, junto con el resto de los integrantes de la comunidad hospitalaria fueron ayer los anfitriones de los actos conmemorativos en honor del fundador de la Orden Hospitalaria, en los que participaron una amplia representación de la plantilla de profesionales de San Juan Grande, así como de los voluntarios que a diario colaboran en la labor social de dicha institución en Jerez.
El Hermano Superior destaca el “importante papel que nuestros colaboradores tienen dentro de nuestra Institución, ya que sin ellos sería imposible poder desarrollar los valores que nos definen como Orden Hospitalaria y que son el respeto, la calidad, la humanidad, la hospitalidad y la espiritualidad. Ellos son los que conviven día a día con los enfermos y son quienes les demuestran, con sus acciones y cuidados, todo el cariño y el respeto que nos inspiran en su situación de vulnerabilidad. Sin su buen hacer y su esfuerzo, nada de nuestro trabajo sería posible. Por ello se merecen todo nuestro agradecimiento y reconocimiento, máxime cuando hay muchos de ellos que han desarrollado toda su vida laboral con nosotros y llevan más de 25, 30 e incluso 40 años colaborando con nuestra misión”.
Además del emotivo homenaje a un grupo de más de cuarenta personas cuya vida profesional ha estado siempre vinculada con la Orden de San Juan de Dios, la festividad del 8 de marzo de este año ha sido asimismo especial por el avance del proceso de canonización del Hermano Adrián del Cerro. “Nuestro hermano Adrián dejó huella y un gran ejemplo de cómo se viven los valores de la humanidad y de la hospitalidad dentro de nuestra Institución. Por eso, para todos nosotros, saber que la magnitud de sus acciones ha sido merecedora de la apertura de un proceso de canonización supone un gran motivo de alegría, así como un importante estímulo para continuar con nuestra labor cada día. Ojalá que, pronto, todos podamos presumir de haber compartido vida y experiencias con un auténtico santo”.